
La primera vez que tiré este film fue hace apenas unos meses. Cuando la euforia de un nuevo film está al tope es cuando más me reservo de usarlo. No sé bien porqué pero procuro utilizarlo en algún momento en el que de verdad considere que es el momento apropiado. Nunca tengo certeza de cuando ocurrirá ese momento, pero siempre termino confiando en mis vísceras, en mi sentir más cotidiano. Esta es la carretera México-Puebla. Hicimos un viaje a Cuetzalan y me encontraba, emocionalmente, en un momento muy complejo e incierto. Pero las vistas que nos dió Cuetzalan y ante todo, la carretera al volver a la ciudad me prometieron que ese film, que no había logrado usar, iba a ser el más exacto a lo que sentí. Estas fotografías se tomaron con una point and shoot de Nikon, con enfoque automático y lente panorámico. Ha sido de las mejores cámaras que he usado. Además, de que usé ese film dos veces: una con dicha cámara y otra ocasión con la Nikon F3. Estaba consciente de las exposiciones múltiples y cuadros desfasados que iban a formarse, pero eso es lo que buscaba también: el capricho de lo visual, de la emulsión, de las formas que se despliegan dentro y fuera de mí.